La primera vez que Noemí Muñoz entró en una casa de citas se sorprendió de que algunas mujeres se aplicaran hielo en los genitales o se quedaran boca arriba durante un tiempo después de que el cliente abandonaba la habitación para evitar el embarazo. En los cinco años que esta trabajadora social lleva visitando burdeles ha conocido historias de otro mundo, el de la prostitución, pero hoy se sigue sorprendiendo de la desinformación que existe entre las mujeres que la ejercen en Andalucía. El anticonceptivo más extendido entre las rumanas es el aborto y algunas subsaharianas cuentan recetas imposibles exportadas de sus países. A veces, es lo único que traen: un puñado de mitos y nada más que su cuerpo para poder sobrevivir en un país extraño y alimentar a su familia de origen. Son historias de burdel que nadie contará en las tribunas políticas en el debate abierto para regular este sector(...)
OJOS QUE NO VEN
Alejandro Balbontin
Arte balbontin- Pinturas mujeres
explica Noemí, que también visita casas de citas de
jóvenes universitarias españolas que buscan en la
prostitución una vía para conseguir dinero rápido, “que no fácil”(...)
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